Cofre de los Recuerdos
En el 25to. Aniversario del Club
Muy Buenas Noches Compañeros Nautas y Público en General
Es noche de farra y alegría. La mente se desborda en recuerdos inolvidables que sacuden el alma y reviven el espíritu. Hoy se cumplen 25 años de la fundación de este glorioso Club Náutico de La Parguera. Tenemos que celebrarlo en grande. Hay que descorchar las botellas del “champagne”, y darle rienda suelta al pensamiento para que los recuerdos fluyan a torrentes.
No podemos tenderle el manto negro del olvido a los primeros nautas que fueron fundadores y Comodoros de este querido Club Náutico de La Parguera. Tenemos que recordarlos con mucho cariño.
En alas de la imaginación, montemos todos en mi balandro Nordo, al que he bautizado con este nombre a la memoria de nuestro querido Liche (Q.E.P.D.). A levar anclas, y hacernos a la mar que nos invita.
¡Qué alegría inmensa al volver a sentir las melodías del viento acariciando La Mata de la Gata! ¡Embriagarnos con las caricias de un nuevo amanecer, cuando el sol se asoma en las tranquilas aguas del Lago Fosforescente para darse un chapuzón! ¡Contemplar hasta la saciedad del Cayo Henríquez, arropados de pelicanos con sus plumajes blancos, que semejan una sábana.
De regreso, un ventarrón furioso amenaza hundirnos la nave. Mojado hasta los huesos, temblándome los pies y las manos pero no la voluntad, le pido a Geño, quien nos acompaña en el pensamiento, arriar las velas y tirar el ancla de fondeo. Así logramos capear la tempestad y llegar a un puerto seguro, Puerto Viejo.
Después de este paseo imaginario, con sabor marino, el ambiente es propicio para comentar algunos datos que tienen que ver con La Parguera, y que muchos de ustedes desconocen.
Un lajeño, Eusebio del Toro del barrio París, escribió un libro donde nos dice y argumenta, que Cristóbal Colón desembarcó por La Parguera. Mitoño, un alegre bohemio vecino de allí, nos decía tener un tío que presenció el desembarco de Colón por La Parguera. ¡Cógeme ese gato por el rabo!
El ex-presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, quien pernoctó en La Parguera, dijo “que las mujeres más lindas del mundo se encontraban en Lajas”.
El doctor Franceschi Caballero, nauta de fama mundial, pasó una corta temporada en La Parguera, en la casa del doctor Pascual Rivera y su esposa Minguita. Franceschi adquirió gloria mundial cuando viajó solo en un bote de vela, de San Juan a España, ida y vuelta.
El Almirante Oliver Hazard Perry, de la marina de los Estados Unidos se cubrió de gloria peleando en el Atlántico del sur y en el mediterráneo. No tuvo que ver nada con la Parguera, ni jugó en el billar de Gandil, ni comió de los sorullos y el pescao frito de Fey Pabón. Pero en su honor, la primera escuela pública de Lajas, lleva su nombre.
Estando en la Calle Abajo le pregunté a un estudiante, que por qué donde el estudiaba le llamaban “Escuela Perry”. Sin titubear me contestó, que llevaba ese nombre en honor de Alonso Perry, primera base de los Indios del Mayagüez. ¡Chúpate esa en lo que te mondan la otra!
Nosotros los nautas tenemos la gran ventaja de que el mar océano es la carretera más grande y ancha del mundo, sin marcas y sin luces de tránsito. Puedes ir y venir cuantas veces quieras, pero recuerda que él siempre se reserva el comando, y si le fallas no hay amor pá pola, te traga.
Notarán amables nautas, que no hemos entrado de lleno en la historia de nuestro querido Club Náutico. Plumas más autorizadas y líricas como la del compañero Samuel Ramírez, ya lo han hecho. No quiero ser repetitivo, y además veo a una señora poniendo una escoba boca arriba detrás de la puerta , pero no puedo dejar de decirles que nuestro tercer Comodoro, Sonó Lluch, fue el gestor, guía y luz en la construcción física de nuestra Casa Club.
Pecaríamos de injustos si en esta noche de gala y alegría no recordáramos a Flor Ramos, Los Rosado, Los Cancel, Fey Pabón, Tacho, Don Lino, Vilches, Bilica, Santos Máquina, Juan Vega, Gundo, Mitoño, Leo, Pablo, Peyanco y otros intrépidos nautas más, curtidos por el sol y el viento de La Parguera. La mayoría de estos, a fuerza de remo sacaban del fondo del mar el sustento diario.
Han pasado los años y aun recuerdo con nostalgia cuando algunos de los aquí mencionados llegaban hasta el pueblo, en una yegua con dos banastas llenas de pescado para la venta. Lo último que les quedaba, ya cansados, lo cambiaban por los sabrosos mangos de Palmarejo. Y locos de contento regresaban a su Parguera del alma.
Solamente nos falta por mencionar el nauta más grande que ha tenido el mundo, y nos estamos refiriendo al creador del mar. Algunos lo llaman Dios, otros Jehová y otros Alá. Para nosotros es “El Gran Lajeño”. Él está con nosotros en esta noche y nos acompaña a brindar. Levantemos las copas en alto y brindemos por nuestro Club Náutico de La Parguera, que cumple 25 años …
¡Y que cumpla muchos más!
Es noche de farra y alegría. La mente se desborda en recuerdos inolvidables que sacuden el alma y reviven el espíritu. Hoy se cumplen 25 años de la fundación de este glorioso Club Náutico de La Parguera. Tenemos que celebrarlo en grande. Hay que descorchar las botellas del “champagne”, y darle rienda suelta al pensamiento para que los recuerdos fluyan a torrentes.
No podemos tenderle el manto negro del olvido a los primeros nautas que fueron fundadores y Comodoros de este querido Club Náutico de La Parguera. Tenemos que recordarlos con mucho cariño.
En alas de la imaginación, montemos todos en mi balandro Nordo, al que he bautizado con este nombre a la memoria de nuestro querido Liche (Q.E.P.D.). A levar anclas, y hacernos a la mar que nos invita.
¡Qué alegría inmensa al volver a sentir las melodías del viento acariciando La Mata de la Gata! ¡Embriagarnos con las caricias de un nuevo amanecer, cuando el sol se asoma en las tranquilas aguas del Lago Fosforescente para darse un chapuzón! ¡Contemplar hasta la saciedad del Cayo Henríquez, arropados de pelicanos con sus plumajes blancos, que semejan una sábana.
De regreso, un ventarrón furioso amenaza hundirnos la nave. Mojado hasta los huesos, temblándome los pies y las manos pero no la voluntad, le pido a Geño, quien nos acompaña en el pensamiento, arriar las velas y tirar el ancla de fondeo. Así logramos capear la tempestad y llegar a un puerto seguro, Puerto Viejo.
Después de este paseo imaginario, con sabor marino, el ambiente es propicio para comentar algunos datos que tienen que ver con La Parguera, y que muchos de ustedes desconocen.
Un lajeño, Eusebio del Toro del barrio París, escribió un libro donde nos dice y argumenta, que Cristóbal Colón desembarcó por La Parguera. Mitoño, un alegre bohemio vecino de allí, nos decía tener un tío que presenció el desembarco de Colón por La Parguera. ¡Cógeme ese gato por el rabo!
El ex-presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, quien pernoctó en La Parguera, dijo “que las mujeres más lindas del mundo se encontraban en Lajas”.
El doctor Franceschi Caballero, nauta de fama mundial, pasó una corta temporada en La Parguera, en la casa del doctor Pascual Rivera y su esposa Minguita. Franceschi adquirió gloria mundial cuando viajó solo en un bote de vela, de San Juan a España, ida y vuelta.
El Almirante Oliver Hazard Perry, de la marina de los Estados Unidos se cubrió de gloria peleando en el Atlántico del sur y en el mediterráneo. No tuvo que ver nada con la Parguera, ni jugó en el billar de Gandil, ni comió de los sorullos y el pescao frito de Fey Pabón. Pero en su honor, la primera escuela pública de Lajas, lleva su nombre.
Estando en la Calle Abajo le pregunté a un estudiante, que por qué donde el estudiaba le llamaban “Escuela Perry”. Sin titubear me contestó, que llevaba ese nombre en honor de Alonso Perry, primera base de los Indios del Mayagüez. ¡Chúpate esa en lo que te mondan la otra!
Nosotros los nautas tenemos la gran ventaja de que el mar océano es la carretera más grande y ancha del mundo, sin marcas y sin luces de tránsito. Puedes ir y venir cuantas veces quieras, pero recuerda que él siempre se reserva el comando, y si le fallas no hay amor pá pola, te traga.
Notarán amables nautas, que no hemos entrado de lleno en la historia de nuestro querido Club Náutico. Plumas más autorizadas y líricas como la del compañero Samuel Ramírez, ya lo han hecho. No quiero ser repetitivo, y además veo a una señora poniendo una escoba boca arriba detrás de la puerta , pero no puedo dejar de decirles que nuestro tercer Comodoro, Sonó Lluch, fue el gestor, guía y luz en la construcción física de nuestra Casa Club.
Pecaríamos de injustos si en esta noche de gala y alegría no recordáramos a Flor Ramos, Los Rosado, Los Cancel, Fey Pabón, Tacho, Don Lino, Vilches, Bilica, Santos Máquina, Juan Vega, Gundo, Mitoño, Leo, Pablo, Peyanco y otros intrépidos nautas más, curtidos por el sol y el viento de La Parguera. La mayoría de estos, a fuerza de remo sacaban del fondo del mar el sustento diario.
Han pasado los años y aun recuerdo con nostalgia cuando algunos de los aquí mencionados llegaban hasta el pueblo, en una yegua con dos banastas llenas de pescado para la venta. Lo último que les quedaba, ya cansados, lo cambiaban por los sabrosos mangos de Palmarejo. Y locos de contento regresaban a su Parguera del alma.
Solamente nos falta por mencionar el nauta más grande que ha tenido el mundo, y nos estamos refiriendo al creador del mar. Algunos lo llaman Dios, otros Jehová y otros Alá. Para nosotros es “El Gran Lajeño”. Él está con nosotros en esta noche y nos acompaña a brindar. Levantemos las copas en alto y brindemos por nuestro Club Náutico de La Parguera, que cumple 25 años …
¡Y que cumpla muchos más!
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